sábado, 31 de agosto de 2013

El Horror en Literatura

Pautas y características en la creación fantástica y de horror en el arte plástico actual.


Azahar Montes Parias
Granada 2012
PFC


Este proyecto se desarrolla en torno al concepto del horror y el miedo como pasiones del ser humano que causan una impresión fuerte en la mente y su utilización para expresar conceptos artísticos tanto en  literatura como en las demás artes plásticas. El terror y el horror han existido siempre y causan mayor impacto en las mentes humanas que la belleza. Aunque ha sido siempre la belleza la pasión que ha motivado a crear al ser humano, es la presencia del horror la que ha estado desde el principio en la vida y psique del ser humano.
Este proyecto pretende buscar una conexión entre las características que definen el horror en literatura fantástica con las características del arte plástico actual, haciendo un repaso por todos los autores que han analizado el tema del miedo, lo sublime, el horror, la fantasía.
¿Pueden las artes plásticas generar en el sujeto el sentimiento del horror con el mismo material con el que se genera dicha pasión en la poesía y literatura de terror? ¿O tienen unos mecanismos diferentes, propios e independientes de la palabra escrita? Y si los tiene ¿se puede fundar una teoría que recoja todas las premisas que deben darse para generar en el sujeto la angustia, el arrebato, el horror, mediante una obra artística plástica?


En su ensayo sobre el horror, H.P. Lovecraft sentará las bases para analizar el horror en la literatura, que no es solo la presencia de lo siniestro, macabro, sangriento o desagradable, sino que  se define por una atmosfera de miedo e incertidumbre. El tipo de horror que nos interesa de Lovecraft para nuestra investigación puede surgir desde lo conocido y familiar, y que por su aspecto extraño causa incertidumbre, y al no comprenderlo pero resultarnos familiar, es lo que causa el horror. Puede surgir desde una atmósfera o situación, que aunque sean reconocibles nos parecen ajenas, extrañas. Puede provenir de oscuros  y malignos dioses desconocidos e innominables. Mantiene ideas de terror cósmico preternatural.
Hay ciertos problemas que se imponen al intentar llevar la literatura al arte plástico, como es la representación de lo innominable, lo irrepresentable, en la experiencia del horror y su conexión con lo sublime y lo siniestro. Este tema hace que los artistas hagan experimentaciones pictóricas para crear extrañas formas y atmósferas. El objeto del horror de Lovecraft es lo innominable, lo irrepresentable, no poder explicar lo desconocido, esto es lo que amenaza la integridad subjetiva, esta es la experiencia del horror, una amenaza desdibujada. El horror se presenta como una experiencia de miedo a lo ignoto, por lo que es imposible conseguir una representación realista y acabada del objeto mismo del horror, que por su naturaleza debe quedar velado.




H.P. Lovecraft combina varios elementos para elaborar sus obras: elementos de horror tradicional; uso de lo familiar en el gótico americano; invención de un sistema de cosmogonía original (los dioses que inventa son deidades primordiales que encarnan el horror subconsciente que habita en el ser humano); otras invenciones propias como demonios, lugares, planetas, personas, libros, arquitecturas,…; obsesionado por el espacio y el tiempo, más cercano a la ciencia ficción actual. El auténtico cuento de espanto cósmico no trata de enseñar o fomentar un efecto de tipo social, o que se pueda explicar por medios naturales. No debe tener solución o explicación razonable.[1]

¿Pueden llegar estas ideas del horror que mueven la literatura de H.P. Lovecraft a causar la misma angustia y horror representados en pintura, fotografía, escultura o cualquier otro tipo de manifestación artística que no sea narrativa? ¿Puede el arte contemporáneo actual causar las mismas sensaciones que la literatura de fantasía y horror o provocan menos impresión en dichas emociones que la literatura, por su carácter narrativo y porque depende en gran medida de la capacidad de imaginación del lector?
Estas dos expresiones artísticas, literatura y arte plástico, se manifiestan de manera diferente. La primera evoca imágenes en la mente presentando ciertas ideas con palabras y que se manifiesta mediante un recorrido en el tiempo, y la segunda presenta una imagen, como una instantánea, libre del tiempo, que puede evocar en la mente ideas que pueden expresarse después con palabras.
Algunos artistas que emplean estos temas en sus obras son Clark Ashton Smith, Grandville, Nicholai Roerich, Günter Brus, Joel Peter Witkin, Joshua Hoffine, Juul Kraijer, Laurie Lipton, Leonora Carrington, Marc Da Cunha, Marina Nuñez, Matthew Barney, Maurizio Cattelan, Moebius, Saul Steinberg, Takato Yamamoto, Xanti Schawinsky, Zdzislaw Beksinski, Edward S. Curtis, Claes Oldenburg, Cindy Sherman, Clive Parker, H. R. Giger, Hans Bellmer…



Joel Peter Witkin


Burke establece el dilema entre lo sublime y lo bello (1757). Las ideas de Burke hacen revaluar el concepto de belleza. Según él, la mente humana está en un estado de indiferencia, del que puede llegar a otro estado o pasión. Lo sublime solo puede existir en la evocación de ideas de  dolor  o peligro físico, por lo que el arte es el lugar natural para su manifestación. Lo sublime es equivalente a ideas de sufrimiento, dolor o peligro. Burke dice sobre lo sublime que “es la más fuerte emoción que la mente humana es capaz de sentir.”
Por sublime se entiende una forma particular del sentimiento estético o como un carácter opuesto a éste.[2] Atribuye al término sublime una serie de cualidades que adquieren relevancia física y pueden ser percibidas y captadas por nuestros sentidos. La causa de lo sublime reside en la oscuridad, la grandeza de dimensiones, la vastedad de una extensión o la cantidad, la magnificencia, la grandiosidad, la infinidad, las privaciones (la vacuidad, la soledad y el silencio)[3], el poder y en el temor, asombro, respeto, que pueden provocar o inspirar. Lo sublime predomina y es superior a lo bello, y al analizar cuáles son las sensaciones que mayor placer nos procuran, acaba concluyendo que el dolor puede ser una de las mayores fuentes de deleite.[4]
No recomienda los colores vivos o alegres. Deben ser oscuros. Los sonidos tienen gran poder (el ruido de las tormentas, el viento, los truenos, las cataratas). Las palabras no, porque tienen contenido. El sonido o cese de sonido brusco. Todo lo que hace transición de un extremo a otro no provoca terror, pero lo que es repentino e inesperado nos sobresalta. El olor amargo y el hedor van acompañado de ideas mezquinas y despreciables.[5]
En la cuarta parte de su ensayo, Burke intenta descubrir qué afecciones de la mente producen ciertas emociones en el cuerpo y qué sentimientos y cualidades del cuerpo diferenciadas han de producir determinadas pasiones en la mente y no otras, para poder tener un conocimiento diferenciado de nuestras pasiones.[6]



El deleite es una especie de horror delicioso, una especie de tranquilidad con un matiz de terror, que por su pertenencia a la autoconservación, es una de las pasiones más fuertes de todas. Su objeto es lo sublime.
Habla sobre el infinito artificial como causa sublime. Este infinito consiste en una sucesión uniforme de grandes partes; la misma sucesión tiene poder semejante en los sonidos, un ruido repetido en el tiempo, regularmente, a la misma intensidad y vibración, sin cambiar ni la nota ni el volumen, llega casi al límite del dolor. Incluso cuando el sonido cesa, nuestro tímpano sigue siendo golpeado de la misma manera.
Burke considera la oscuridad como causa de lo sublime, y considera lo sublime como dependiente de alguna modificación del dolor y el terror: de manera que si  la oscuridad no es dolorosa ni terrible para quien no la asocia con ideas de fantasmas o cosas terribles (supersticiones) no puede ser para ellos una fuente de lo sublime. Pero Burke insiste en que hay una idea o asociación común en toda la humanidad por la que la oscuridad se considera terrible. El asociar peligros fantásticos a la noche y a la oscuridad se debe a la original idea de terror, y se escogió como escenario para este tipo de representaciones.[7]


Kant presenta su ensayo poco después, Lo Bello y lo Sublime (1764) y en él presenta muchas ideas en común con Burke. También clasifica a lo Sublime como terrorífico, noble y magnifico. En La crítica del juicio (1773), Kant dice que los juicios estéticos tienen su base y origen en el sentimiento del sujeto. La sublimidad no reside en ningún objeto de la naturaleza, sino solamente en nuestro espíritu, en tanto que podemos tener conciencia de ser superiores a la naturaleza que hay en nosotros, y por esto también a la que hay fuera de nosotros (en tanto que tiene influencia sobre nosotros). Todas las cosas que excitan este sentimiento se llaman sublimes.
El asombro, próximo al terror, el estremecimiento, el santo horror que se experimenta al ver las montañas que se elevan a una gran altura, profundos abismos donde las aguas se precipitan murmurando, una profunda soledad que dispone a las meditaciones melancólicas etc., este sentimiento, no es, si nos reconocemos en estado de seguridad, un temor real, sino solamente un ensayo que intentamos sobre nuestra imaginación para sentir el poder de esta facultad, para apreciar con la calma del espíritu el movimiento producido por este espectáculo, y para mostrarnos por ello superiores a la naturaleza interior, y por consiguiente, a la naturaleza exterior, en tanto que esta pueda tener influencia sobre nuestro bienestar.[8]
En psicología también se han analizado estos temas. Freud define lo siniestro, Unheimlich, C.G. Jung habla sobre los arquetipos del inconsciente colectivo. Estudió obras de arte y mándalas, símbolos primitivos, para analizar el subconsciente de los individuos.




Sobre las causas de lo siniestro profundiza S. Freud. Dice que no hay duda de que pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita angustia y horror. Este concepto está próximo a los de lo  espantable, angustiante, espeluznante, pero el término se suele emplear de manera indeterminada. E. Jentsch señala que una dificultad en el estudio de lo siniestro obedece a que la capacidad para experimentar esta cualidad sensitiva se da de manera muy dispar entre distintos individuos, además de que hay que tener una sutil sensibilidad. [9] Dice que para que se produzca la impresión de lo siniestro hay que despertar un estado de ánimo propicio a ella, donde lo indicado sería poseer una mayor agudeza sensitiva.

En el capítulo II  Freud enumera a las personas y cosas, impresiones, procesos y situaciones capaces de despertarnos con particular intensidad y nitidez el sentimiento de lo siniestro. E. Jentsch destacó como caso notable la «duda sobre si en verdad es animado un ser en apariencia vivo, y, a la inversa, si no puede tener alma cierta cosa inerte». Invocando para ello la impresión que nos causan unas figuras de cera, las muñecas “sabias” o  los autómatas. [10] Analizará la obra de E.T.A. Hoffmann para aclarar qué tipo de situaciones son siniestras: lo irreal que parece real, el tema del “doble” o el “otro yo”. El doble ha sido analizado en profundidad por O. Rank, en “Der Doppelgänger (El doble).”[11] En la actualidad podemos hablar de escultura hiperrealista. De artistas como John De Andrea, Evan Penny, Duane Hanson, Jakes and Dinos Chapman, Jamie Salmon, Jane Alexander, John Isaacs, Joseph Seigenthaler, Mark Jenkins, Patricia Piccinini, Richard Stipl, Sam Jinks, Berlinde De Bruyckere, Manuel Vilariño, Thomas Kuebler. Mezclan el realismo extremo con lo siniestro.
Patricia Piccinini


El factor de la repetición de lo semejante  (…) en ciertas condiciones y en combinación con determinadas circunstancias, despierta la sensación de lo siniestro. El factor de la repetición involuntaria es el que nos hace parecer siniestro lo que en otras circunstancias seria inocente, imponiéndonos así la ideas de lo nefasto, de lo ineludible, donde en otro caso no hubiéramos hablado más que de casualidad. [12]
Los miedos irracionales o incomprensibles provienen del inconsciente reprimido. Al principio, el concepto de lo inconsciente se limitó a designar el estado de contenidos reprimidos u olvidados. En Freud lo inconsciente aparece como el lugar donde se reúnen todos esos contenidos reprimidos y olvidados. Freud también reparó en el carácter arcaico-mitológico de lo inconsciente. El inconsciente colectivo es una capa muy profunda, es algo innato, es de naturaleza general y tiene contenidos y formas de comportamiento que son iguales en todas partes y en todos los individuos. [13]


Se producen cambios en la sociedad que hacen que el arte en todas sus manifestaciones rompa con lo que era tradicional hasta ese momento. Surgen nuevos movimientos más cercanos a la representación de la fealdad humana y el horror. Todo cambia desde que surge el estilo gótico y aparecen nuevas ideas románticas.
Se presentan visiones de futuros apocalípticos en literatura. Este tipo de literatura aparece a finales del siglo XVIII. La aparición de la ciencia permite al ser humano ser consciente del control de su propio destino. Las historias fantásticas proliferan a lo largo de todo el S. XX. Se entiende por fantasía cualquier actividad mental productiva. Se sobreentiende que lo fantástico se contrapone  a lo real. Se refiere a los sucesos y fenómenos no habituales y nunca vistos, que  van en contra de la experiencia cotidiana.[14]

Unos muestran imágenes más optimistas (utopías) mientas otros imaginan un futuro lleno de pesimismo (distopías). Desde Julio Verne, Alfred Kubin,  H. G. Wells,  Arthur C. Clarke, Aldous Huxley, George Orwell, Ray Bradbury, Anthony Burgess, Jorge Luis Borges,… El cine aquí es importante, pues al igual que la literatura es narrativo y hay gran cantidad de adaptaciones de obras literarias a la gran pantalla, y hay otras que son totalmente originales y que representan estos miedos invisibles e innombrables que nos interesan para la investigación. Las animaciones de stop motion fueron en su inicio empleadas por algunos artistas para tratar estos temas: los hermanos Quay, Jan Švankmajer, Chris Marker…
Otros artistas que trabajan con el video o el cine son Michel Gondry, Chris Cunninghan, Spike Jonze, Win Wenders, David Cronenberg,  Iván Zulueta, Bigas Luna (Angustia, 1987), Roman Polanski (Repulsión, 1965), Jim Jarmusch, Floria Sigismondi, David Lynch,  Lars von Trier, Hitoshi Matsumoto (Symbol, 2009)…



Alice. Director Jan Švankmajer.













Bibliografía

CAMPBELL, Joseph. El poder del mito.
BRONCANO, Fernando; HERNANDEZ DE LA FUENTE, David. (Editores). Homenaje a H.P. Lovecraft. Cuadernos del abismo. Literatura.com libros.
BURKE, Edmund. Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello (1757). Estudio preliminar y traducción de Menene Gras Balaguer. Madrid: Alianza Editorial, 2005.
I.M. Rozet, Psicología de la fantasía. Madrid: Editorial Akal, 1981.
JUNG, Carl Gustav. Arquetipos y lo inconsciente colectivo. Madrid: Editorial Trotta, 2002.
KANT, Inmanuel: Lo bello y lo sublime. Ensayo de crítica y moral. Madrid: Editorial Calpe, 1919. (Edición digital basada en la edición de Madrid [etc], Calpe, 1919.)
 http://www.cervantesvirtual.com/obra/lo-bello-y-lo-sublime-ensayo-de-estetica-y-moral--0/#N_2_
KANT, Inmanuel. Crítica del juicio seguida de las observaciones sobre el asentimiento de Lo bello y lo sublime. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/critica-del-juicio-seguida-de-las-observaciones-sobre-el-asentimiento-de-lo-bello-y-lo-sublime--0/html/ff09c5bc-82b1-11df-acc7-002185ce6064_19.htm#N_4_
LÈVI-STRAUSS, Claude. Mito y significado. Alianza editorial. Libro de bolsillo. Antropología.
LOVECRAFT, H.P. El horror sobrenatural en la literatura. 1927.
MARTINEZ, Luciana. En busca del lenguaje del horror: H.P.L. según Alberto Breccia. Extravío. Revista electrónica de literatura comparada. Nº 4. 2009. (http://www.uv.es/extravio/)
REATI, Fernando. Postales del porvenir: la literatura de anticipación en la Argentina neoliberal. (1985-1999). Buenos Aires: Editorial Biblos, 2006.
FREUD, S. Obras completas de Sigmund Freud. Tomo III. (1916-1938) Lo siniestro. CIX. 1919.  Madrid: E. Biblioteca Nueva, 2003.





[1]   H.P.LOVECRAFT. El horror Sobrenatural en literatura. pp. 9 - 13.
[2]   BURKE, Edmund. Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello. 1757.  p. 18.
[3]   Ibib., p. 93.
[4]   Ibib., p. 21.
[5]   Ibib., pp. 101-118.
[6]   Ibib., p. 163.
[7]   Ibib., pp. 175-180.
[8]   Ibib., pp. 65-68.
[9]   FREUD, S. Obras completas de Sigmund Freud. Tomo III. Lo siniestro. CIX. 1919.  P. 2484.
[10]  Ibib., p. 2488.
[11]  Ibib., p. 2493.
[12]  Ibid., p. 2495.
[13]  C.G. Jung,  Los arquetipos y lo inconsciente colectivop. 37  Se encargará de analizar el inconsciente colectivo y los arquetipos universales. El inconsciente es idéntico a sí mismo en todos los seres humanos y por eso constituye una base psíquica general de la naturaleza suprapersonal que se da en cada individuo. Los contenidos de lo inconsciente colectivo son los arquetipos.
[14]  Ibid., pp. 164-165.

No hay comentarios:

Publicar un comentario