Pautas y características en la creación fantástica y de horror en
el arte plástico actual.
Azahar Montes Parias
Granada 2012
PFC
Introducción
El proyecto
se desarrolla en torno al concepto del horror y el miedo como pasiones del ser
humano que causan una impresión fuerte en la mente y su utilización para
expresar conceptos artísticos tanto en
literatura como en las demás artes plásticas. El terror y el horror han
existido siempre y causan mayor impacto en las mentes humanas que la belleza.
Aunque ha sido siempre la belleza la pasión que ha motivado a crear al ser
humano, es la presencia del horror la que ha estado desde el principio en la
vida y psique del ser humano.
Este
proyecto pretende buscar una conexión entre las características que definen el
horror en literatura fantástica con las características del arte plástico
actual, haciendo un repaso por todos los autores que han analizado el tema del
miedo, lo sublime, el horror, la fantasía.
¿Pueden las
artes plásticas generar en el sujeto el sentimiento del horror con el mismo
material con el que se genera dicha pasión en la poesía y literatura de terror?
¿O tienen unos mecanismos diferentes, propios e independientes de la palabra
escrita? Y si los tiene ¿se puede fundar una teoría que recoja todas las
premisas que deben darse para generar en el sujeto la angustia, el arrebato, el
horror, mediante una obra artística plástica?
H.P. Lovecraft |
Hay ciertos
problemas que se imponen al intentar llevar la literatura al arte plástico,
como es la representación de lo innominable, lo irrepresentable, en la
experiencia del horror y su conexión con lo sublime y lo siniestro. Este tema
hace que los artistas hagan experimentaciones pictóricas para crear extrañas
formas y atmósferas. El objeto del horror de Lovecraft es lo innominable, lo
irrepresentable, no poder explicar lo desconocido, esto es lo que amenaza la
integridad subjetiva, esta es la experiencia del horror, una amenaza
desdibujada. El horror se presenta como una experiencia de miedo a lo ignoto,
por lo que es imposible conseguir una representación realista y acabada del
objeto mismo del horror, que por su naturaleza debe quedar velado.
H.P.
Lovecraft combina varios elementos para elaborar sus obras: elementos de horror
tradicional; uso de lo familiar en el gótico americano; invención de un sistema
de cosmogonía original (los dioses que inventa son deidades primordiales que
encarnan el horror subconsciente que habita en el ser humano); otras invenciones
propias como demonios, lugares, planetas, personas, libros, arquitecturas,…; obsesionado
por el espacio y el tiempo, más cercano a la ciencia ficción actual. El auténtico cuento de
espanto cósmico no trata de enseñar o fomentar un efecto de tipo social, o que
se pueda explicar por medios naturales. No debe tener solución o explicación
razonable.[1]
¿Pueden
llegar estas ideas del horror que mueven la literatura de H.P. Lovecraft a
causar la misma angustia y horror representados en pintura, fotografía,
escultura o cualquier otro tipo de manifestación artística que no sea
narrativa? ¿Puede el arte contemporáneo actual causar las mismas sensaciones
que la literatura de fantasía y horror o provocan menos impresión en dichas
emociones que la literatura, por su carácter narrativo y porque depende en gran
medida de la capacidad de imaginación del lector?
Estas dos
expresiones artísticas, literatura y arte plástico, se manifiestan de manera
diferente. La primera evoca imágenes en la mente presentando ciertas ideas con
palabras y que se manifiesta mediante un recorrido en el tiempo, y la segunda
presenta una imagen, como una instantánea, libre del tiempo, que puede evocar
en la mente ideas que pueden expresarse después con palabras.
Algunos
artistas que emplean estos temas en sus obras son Clark Ashton Smith, Grandville, Nicholai Roerich, Günter Brus, Joel Peter Witkin,
Joshua Hoffine, Juul Kraijer, Laurie Lipton, Leonora Carrington, Marc
Da Cunha, Marina Nuñez, Matthew Barney, Maurizio Cattelan,
Moebius, Saul Steinberg, Takato Yamamoto,
Xanti Schawinsky, Zdzislaw Beksinski, Edward S. Curtis, Claes Oldenburg, Cindy Sherman, Clive
Parker, H. R. Giger, Hans Bellmer…
Marc Da Cunha |
Marc Da Cunha |
Marc Da Cunha |
Marc Da Cunha |
Edmund Burke establece el dilema entre lo sublime y lo bello (1757). Las ideas de Burke hacen revaluar el concepto de belleza. Según él, la mente humana está en un estado de indiferencia, del que puede llegar a otro estado o pasión. Lo sublime solo puede existir en la evocación de ideas de dolor o peligro físico, por lo que el arte es el lugar natural para su manifestación. Lo sublime es equivalente a ideas de sufrimiento, dolor o peligro. Burke dice sobre lo sublime que “es la más fuerte emoción que la mente humana es capaz de sentir.”
Por sublime
se entiende una forma particular del sentimiento estético o como un carácter
opuesto a éste.[2] Atribuye al término
sublime una serie de cualidades que adquieren relevancia física y pueden ser
percibidas y captadas por nuestros sentidos. La causa de lo sublime reside en
la oscuridad, la grandeza de dimensiones, la vastedad de una extensión o la
cantidad, la magnificencia, la grandiosidad, la infinidad, las privaciones (la
vacuidad, la soledad y el silencio)[3],
el poder y en el temor, asombro, respeto, que pueden provocar o inspirar. Lo
sublime predomina y es superior a lo bello, y al analizar cuáles son las
sensaciones que mayor placer nos procuran, acaba concluyendo que el dolor puede
ser una de las mayores fuentes de deleite.[4]
No
recomienda los colores vivos o alegres. Deben ser oscuros. Los sonidos tienen
gran poder (el ruido de las tormentas, el viento, los truenos, las cataratas).
Las palabras no, porque tienen contenido. El sonido o cese de sonido brusco.
Todo lo que hace transición de un extremo a otro no provoca terror, pero lo que
es repentino e inesperado nos sobresalta. El olor amargo y el hedor van
acompañado de ideas mezquinas y despreciables.[5]
En la
cuarta parte de su ensayo, Burke intenta descubrir qué afecciones de la mente
producen ciertas emociones en el cuerpo y qué sentimientos y cualidades del
cuerpo diferenciadas han de producir determinadas pasiones en la mente y no
otras, para poder tener un conocimiento diferenciado de nuestras pasiones.[6]
El deleite
es una especie de horror delicioso, una especie de tranquilidad con un matiz de
terror, que por su pertenencia a la autoconservación, es una de las pasiones
más fuertes de todas. Su objeto es lo sublime.
Habla sobre
el infinito artificial como causa sublime. Este infinito consiste en una
sucesión uniforme de grandes partes; la misma sucesión tiene poder semejante en
los sonidos, un ruido repetido en el tiempo, regularmente, a la misma
intensidad y vibración, sin cambiar ni la nota ni el volumen, llega casi al
límite del dolor. Incluso cuando el sonido cesa, nuestro tímpano sigue siendo
golpeado de la misma manera.
Burke
considera la oscuridad como causa de lo sublime, y considera lo sublime como
dependiente de alguna modificación del dolor y el terror: de manera que si la oscuridad no es dolorosa ni terrible para
quien no la asocia con ideas de fantasmas o cosas terribles (supersticiones) no
puede ser para ellos una fuente de lo sublime. Pero Burke insiste en que hay
una idea o asociación común en toda la humanidad por la que la oscuridad se
considera terrible. El asociar peligros fantásticos a la noche y a la oscuridad
se debe a la original idea de terror, y se escogió como escenario para este
tipo de representaciones.[7]
Kant presenta
su ensayo poco después, Lo Bello y lo
Sublime (1764) y en él presenta muchas ideas en común con Burke. También
clasifica a lo Sublime como terrorífico, noble y magnifico. En La crítica del juicio (1773), Kant dice
que los juicios estéticos tienen su base y origen en el sentimiento del sujeto.
La sublimidad no reside en ningún objeto de la naturaleza, sino solamente en
nuestro espíritu, en tanto que podemos tener conciencia de ser superiores a la
naturaleza que hay en nosotros, y por esto también a la que hay fuera de
nosotros (en tanto que tiene influencia sobre nosotros). Todas las cosas que
excitan este sentimiento se llaman sublimes.
El asombro,
próximo al terror, el estremecimiento, el santo horror que se experimenta al
ver las montañas que se elevan a una gran altura, profundos abismos donde las
aguas se precipitan murmurando, una profunda soledad que dispone a las
meditaciones melancólicas etc., este sentimiento, no es, si nos reconocemos en
estado de seguridad, un temor real, sino solamente un ensayo que intentamos
sobre nuestra imaginación para sentir el poder de esta facultad, para apreciar
con la calma del espíritu el movimiento producido por este espectáculo, y para
mostrarnos por ello superiores a la naturaleza interior, y por consiguiente, a
la naturaleza exterior, en tanto que esta pueda tener influencia sobre nuestro
bienestar.[8]
Hans Bellmer |
Hans Bellmer |
Hans Bellmer |
Hans Bellmer |
Sigmund Freud |
Sobre las causas de lo siniestro profundiza S. Freud. Dice que no hay duda de que pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita angustia y horror. Este concepto está próximo a los de lo espantable, angustiante, espeluznante, pero el término se suele emplear de manera indeterminada. E. Jentsch señala que una dificultad en el estudio de lo siniestro obedece a que la capacidad para experimentar esta cualidad sensitiva se da de manera muy dispar entre distintos individuos, además de que hay que tener una sutil sensibilidad. [9] Dice que para que se produzca la impresión de lo siniestro hay que despertar un estado de ánimo propicio a ella, donde lo indicado sería poseer una mayor agudeza sensitiva.
En el capítulo II Freud enumera a las personas y cosas, impresiones, procesos y situaciones capaces de despertarnos con particular intensidad y nitidez el sentimiento de lo siniestro. E. Jentsch destacó como caso notable la «duda sobre si en verdad es animado un ser en apariencia vivo, y, a la inversa, si no puede tener alma cierta cosa inerte». Invocando para ello la impresión que nos causan unas figuras de cera, las muñecas “sabias” o los autómatas. [10] Analizará la obra de E.T.A. Hoffmann para aclarar qué tipo de situaciones son siniestras: lo irreal que parece real, el tema del “doble” o el “otro yo”. El doble ha sido analizado en profundidad por O. Rank, en “Der Doppelgänger (El doble).”[11] En la actualidad podemos hablar de escultura hiperrealista. De artistas como John De Andrea, Evan Penny, Duane Hanson, Jakes and Dinos Chapman, Jamie Salmon, Jane Alexander, John Isaacs, Joseph Seigenthaler, Mark Jenkins, Patricia Piccinini, Richard Stipl, Sam Jinks, Berlinde De Bruyckere, Manuel Vilariño, Thomas Kuebler. Mezclan el realismo extremo con lo siniestro.
Joshua Hoffine |
Joshua Hoffine |
Joshua Hoffine |
Joshua Hoffine |
Joshua Hoffine |
Joshua Hoffine |
Joshua Hoffine |
El factor
de la repetición de lo semejante (…) en
ciertas condiciones y en combinación con determinadas circunstancias, despierta
la sensación de lo siniestro. El factor de la repetición involuntaria es el que
nos hace parecer siniestro lo que en otras circunstancias seria inocente,
imponiéndonos así la ideas de lo nefasto, de lo ineludible, donde en otro caso
no hubiéramos hablado más que de casualidad. [12]
Los miedos irracionales o incomprensibles provienen del inconsciente reprimido. Al principio, el concepto de lo inconsciente se limitó a designar el estado de contenidos reprimidos u olvidados. En Freud lo inconsciente aparece como el lugar donde se reúnen todos esos contenidos reprimidos y olvidados. Freud también reparó en el carácter arcaico-mitológico de lo inconsciente. El inconsciente colectivo es una capa muy profunda, es algo innato, es de naturaleza general y tiene contenidos y formas de comportamiento que son iguales en todas partes y en todos los individuos. [13]
Se producen
cambios en la sociedad que hacen que el arte en todas sus manifestaciones rompa
con lo que era tradicional hasta ese momento. Surgen nuevos movimientos más
cercanos a la representación de la fealdad humana y el horror. Todo cambia
desde que surge el estilo gótico y aparecen nuevas ideas románticas.
Alfred Kubin |
Alfred Kubin |
Se presentan visiones de futuros apocalípticos en literatura. Este tipo de literatura aparece a finales del siglo XVIII. La aparición de la ciencia permite al ser humano ser consciente del control de su propio destino. Las historias fantásticas proliferan a lo largo de todo el S. XX. Se entiende por fantasía cualquier actividad mental productiva. Se sobreentiende que lo fantástico se contrapone a lo real. Se refiere a los sucesos y fenómenos no habituales y nunca vistos, que van en contra de la experiencia cotidiana.[14]
Unos
muestran imágenes más optimistas (utopías) mientas otros imaginan un futuro
lleno de pesimismo (distopías). Desde Julio Verne, Alfred Kubin,
H. G. Wells, Arthur C. Clarke,
Aldous Huxley, George Orwell, Ray Bradbury, Anthony Burgess, Jorge Luis
Borges,… El cine aquí es importante, pues al igual que la literatura es
narrativo y hay gran cantidad de adaptaciones de obras literarias a la gran
pantalla, y hay otras que son totalmente originales y que representan estos
miedos invisibles e innombrables que nos interesan para la investigación. Las
animaciones de stop motion fueron en
su inicio empleadas por algunos artistas para tratar estos temas: los hermanos
Quay, Jan Švankmajer, Chris Marker…
Otros
artistas que trabajan con el video o el cine son Michel Gondry, Chris
Cunninghan, Spike Jonze, Win Wenders, David Cronenberg, Iván
Zulueta, Bigas Luna (Angustia, 1987),
Roman Polanski (Repulsión, 1965), Jim
Jarmusch, Floria Sigismondi, David Lynch, Lars von Trier, Hitoshi
Matsumoto (Symbol, 2009)…
Bibliografía
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BRONCANO,
Fernando; HERNANDEZ DE LA
FUENTE , David. (Editores). Homenaje a H.P. Lovecraft. Cuadernos del abismo. Literatura.com
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origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello (1757). Estudio
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Editorial Akal, 1981.
JUNG, Carl
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Inmanuel: Lo bello y lo sublime. Ensayo
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http://www.cervantesvirtual.com/obra/lo-bello-y-lo-sublime-ensayo-de-estetica-y-moral--0/#N_2_
KANT,
Inmanuel. Crítica del juicio seguida de
las observaciones sobre el asentimiento de Lo bello y lo sublime.
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/critica-del-juicio-seguida-de-las-observaciones-sobre-el-asentimiento-de-lo-bello-y-lo-sublime--0/html/ff09c5bc-82b1-11df-acc7-002185ce6064_19.htm#N_4_
LÈVI-STRAUSS,
Claude. Mito y significado. Alianza
editorial. Libro de bolsillo. Antropología.
LOVECRAFT,
H.P. El horror sobrenatural en la
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MARTINEZ,
Luciana. En busca del lenguaje del
horror: H.P.L. según Alberto Breccia. Extravío. Revista electrónica de
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Fernando. Postales del porvenir: la
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Argentina neoliberal. (1985-1999). Buenos Aires:
Editorial Biblos, 2006.
FREUD, S. Obras completas de Sigmund Freud. Tomo
III. (1916-1938) Lo siniestro. CIX. 1919.
Madrid: E. Biblioteca Nueva, 2003.
[2] BURKE,
Edmund. Indagación filosófica sobre el
origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello. 1757. p. 18.
[3] Ibib., p. 93.
[13] C.G.
Jung, Los
arquetipos y lo inconsciente colectivo.
p. 37 Se encargará de analizar el inconsciente
colectivo y los arquetipos universales. El inconsciente es idéntico a sí mismo
en todos los seres humanos y por eso constituye una base psíquica general de la
naturaleza suprapersonal que se da en cada individuo. Los contenidos de lo
inconsciente colectivo son los arquetipos.
1- Idea principal del proyecto
o resumen.
El proyecto
se desarrolla en torno al concepto del horror y el miedo como pasiones del ser
humano que causan una impresión fuerte en la mente y su utilización para
expresar conceptos artísticos tanto en
literatura como en las demás artes plásticas.
El terror y
el horror han existido siempre y causan mayor impacto en las mentes humanas que
la belleza. Aunque ha sido siempre la belleza la pasión que ha motivado a crear
al ser humano, es la presencia del horror la que ha estado desde el principio
en la vida y psique del ser humano.
Este
proyecto pretende buscar una conexión entre las características que definen el
horror en literatura fantástica con las características del arte plástico
actual, haciendo un repaso por todos los autores que han analizado el tema del
miedo, lo sublime, el horror, la fantasía.
¿Pueden las
artes plásticas generar en el sujeto el sentimiento del horror con el mismo
material con el que se genera dicha pasión en la poesía y literatura de terror?
¿O tienen unos mecanismos diferentes, propios e independientes de la palabra
escrita? Y si los tiene ¿se puede fundar una teoría que recoja todas las
premisas que deben darse para generar en el sujeto la angustia, el arrebato, el
horror, mediante una obra artística plástica?
En su
ensayo sobre el horror, Lovecraft sentará las bases para analizar el horror en
la literatura, que no es solo la presencia de lo siniestro, macabro, sangriento
o desagradable, sino que se define por
una atmósfera de miedo e incertidumbre. El tipo de horror que nos interesa de
H.P. Lovecraft para nuestra investigación puede surgir desde lo conocido y
familiar, y que por su aspecto extraño causa incertidumbre, y al no
comprenderlo pero resultarnos familiar, es lo que causa el horror. Puede surgir
desde una atmósfera o situación, que aunque sean reconocibles nos parecen
ajenas, extrañas. Puede provenir de oscuros
y malignos dioses desconocidos e innominables.
¿Pueden llegar estas ideas del horror que
mueven la literatura de H.P. Lovecraft a causar la misma angustia y horror
representados en pintura, fotografía, escultura o cualquier otro tipo de
manifestación artística que no sea narrativa? ¿Puede el arte contemporáneo
actual causar las mismas sensaciones que la literatura de fantasía y horror o
provocan menos impresión en dichas emociones que la literatura, por su carácter
narrativo y porque depende en gran medida de la capacidad de imaginación del
lector?
2-Motivación
y Objetivos
Lo que
mueve a emprender este proyecto es conocer las características que hacen que
una obra literaria fantástica provoque horror en el lector y que
características necesita una obra plástica para conseguir la misma sensación de
horror en el espectador.
Es evidente
a simple vista que estas dos expresiones artísticas, literatura y arte
plástico, se manifiestan de manera diferente. La primera evoca imágenes en la
mente presentando ciertas ideas con palabras y que se manifiesta mediante un
recorrido en el tiempo, y la segunda presenta una imagen, como una instantánea,
libre del tiempo, que puede evocar en la mente ideas que pueden expresarse
después con palabras.
Se pretende
comprender el horror e investigar los artistas que han desarrollado su obra
plástica siguiendo estos criterios y si han conseguido o no causar esta
impresión o sensación en la mente humana como puede llegar a conseguir el
horror en literatura.
La
finalidad de este proyecto personal es:
I- Analizar y comparar las características
de la literatura fantástica y de horror sobrenatural con las demás artes
plásticas que se basan en la representación de lo fantástico y sobrenatural.
II- Hacer una lista de las características
del horror sobrenatural que se representan en el arte actual analizando las
obras de algunos autores conocidos y no tan conocidos.
III- Observar en que se parecen y en que se
diferencian, y luego sacar unas conclusiones que me sean útiles y me sirvan de
referente para la creación de una obra personal basada en la manifestación del
horror y conseguir provocar dichas pasiones en el espectador.
3- Antecedentes
Hay muchos
autores que han abordado este tema desde diferentes puntos de vista. Han
intentado descifrar las pautas o características que componen la experiencia
del terror, el miedo, lo sublime.
Burke
establece el dilema entre lo sublime y lo bello (1757), analizando estos
términos desde un punto de vista fisiológico y psicológico, queriendo dotar de
contenido al término estético de lo “sublime”. Es antecedente de la estética de
Kant. Burke estaba influenciado por fuentes literarias y filosóficas, como el
tratado de las pasiones de Descartes y el ensayo sobre el entendimiento humano
de Locke.
Las ideas
de Burke hacen revaluar el concepto de belleza. Según él, la mente humana está
en un estado de indiferencia, del que puede llegar a otro estado o pasión. Lo
sublime solo puede existir en la evocación de ideas de dolor
o peligro físico, por lo que el arte es el lugar natural para su
manifestación.
Burke marcó
la vía de la estética de la novela gótica y desarrolló los conceptos del horror
y el terror como manifestaciones artísticas. Lo sublime es equivalente a ideas
de sufrimiento, dolor o peligro. Burke dice sobre lo sublime que “es la más
fuerte emoción que la mente humana es capaz de sentir.”
Por sublime
se entiende una forma particular del sentimiento estético o como un carácter
opuesto a éste.[1] Atribuye al término
sublime una serie de cualidades que adquieren relevancia física y pueden ser
percibidas y captadas por nuestros sentidos. La causa de lo sublime reside en
la oscuridad, la grandeza, la magnificencia, la grandiosidad, y en el temor,
asombro, respeto, que pueden provocar o inspirar. Lo sublime predomina y es
superior a lo bello, y al analizar cuáles son las sensaciones que mayor placer
nos procuran, acaba concluyendo que el dolor puede ser una de las mayores fuentes
de deleite.[2]
El poder es
otra idea que sugiere peligro y puede considerarse sublime. La idea de dolor,
en su grado más alto, es más fuerte que el grado de placer más alto. El placer
no se nos puede imponer, el placer sigue a la voluntad. El dolor es infinito
por un poder de algún modo superior. La fuerza, la violencia, el dolor, el
terror, son ideas que asaltan nuestras mentes de golpe. El poder extrae toda su
sublimidad del terror que le acompaña.[3]
En este
ensayo enumera todas las situaciones o pasiones sublimes en las que puede darse
la experiencia de lo sublime. Todas las privaciones generales son terribles. La
vacuidad, la oscuridad, la soledad y el silencio.
La grandeza
de dimensiones es otra causa de lo sublime. La vastedad de una extensión o la
cantidad. La altura es menos grandiosa que la profundidad, nos sorprende más
mirar hacia abajo por un precipicio que ver un rascacielos o montaña desde
abajo. El extremo de la pequeñez también puede resultar sublime.
La
infinidad es fuente de lo sublime ya que produce en la mente un horror
delicioso. La idea de infinito o de
repetición hasta el infinito. La sucesión y uniformidad de las partes son lo
que constituye el infinito artificial. Para que funcione, las partes tienen que
ser uniformes y estar dispuestas circularmente, para dar a la figura toda su
fuerza, porque cualquier diferencia, sea en la disposición de la figura como en
el color de las partes, es perjudicial para la idea de infinito.
Un
requisito de lo sublime en la construcción es la grandeza de sus dimensiones.
Ninguna obra de arte puede ser grande, sino en la medida en la que engaña al
espectador. La dificultad es otra fuente de grandeza. Cuando la obra parece
haber requerido una fuerza y un trabajo inmenso, la idea que suscita es de
grandeza. La magnificencia, una profusión de cosas, que son esplendidas o
válidas en sí mismas, son magníficas.
El cielo
estrellado excita una idea de grandeza. El número de estrellas es la causa, el
aparente desorden aumenta su grandeza. Las estrellas aparecen en confusión, lo
que confiere infinitud. La oscuridad es capaz de producir más ideas sublimes
que la luz. La luz en exceso, como la del sol, se convierte en ceguera, en
oscuridad.
Los colores
vivos o alegres no son indicados para producir grandes imágenes. Deben ser
oscuros como el morado, o el marrón o el negro.
Los sonidos
tienen gran poder. Las palabras no, porque tienen contenido. El ruido de las
tormentas, el viento, los truenos, las cataratas, todas despiertan una sensación impresionante y
horrorosa en la mente. El sonido o cese de sonido brusco, por intenso que sea, tiene el mismo poder. Todo lo que hace
transición de un extremo a otro no provoca terror, pero lo que es repentino e
inesperado nos sobresalta.
Se debe
considerar el olor amargo y el hedor acompañados de ideas mezquinas y
despreciables.[4]
En la
cuarta parte de su ensayo, Burke intenta descubrir qué afecciones de la mente
producen ciertas emociones en el cuerpo y qué sentimientos y cualidades del
cuerpo diferenciadas han de producir determinadas pasiones en la mente y no
otras, para poder tener un conocimiento diferenciado de nuestras pasiones.[5]
Diane Arbus
Diane Arbus |
Diane Arbus |
Diane Arbus |
Joel Peter Witkin
Joel Peter Witkin |
Joel Peter Witkin |
Joel Peter Witkin |
Zdzislaw Beksinski
Zdzislaw Beksinski |
Zdzislaw Beksinski |
Zdzislaw Beksinski |
Zdzislaw Beksinski |
Zdzislaw Beksinski |
Zdzislaw Beksinski |
Zdzislaw Beksinski |
Laurie Lipton
Laurie Lipton |
Laurie Lipton |
Laurie Lipton |
Laurie Lipton |
Las
asociaciones anticipadas se extraen de la experiencia o se desprenden de las
premoniciones de otros. Pero no todo nos afecta por asociación, ya que algunas
tienen que haber sido original y naturalmente agradables o desagradables, y de
las que otros derivan sus poderes asociados. A Burke le interesa más las
pasiones que si son propiedades naturales de las cosas, y no por asociación a
otras.
El miedo o
el terror, que es una aprehensión del
dolor y/o la muerte, tienen los mismos efectos que un gran dolor físico real en
el sujeto. El dolor y el miedo consisten en una tensión en los nervios que no
es natural, y que puede ir acompañada de una fuerza a anormal.[6]
Burke se
plantea que si lo sublime se construye sobre el terror, o alguna pasión
parecida. El dolor puede ser una causa de deleite. El deleite es una especie de
horror delicioso, una especie de tranquilidad con un matiz de terror, que por
su pertenencia a la autoconservación, es una de las pasiones más fuertes de
todas. Su objeto es lo sublime. Llama asombro a su más alto grado, los grados
inferiores son pavor, reverencia y respeto. Hay algunas cosas no peligrosas que producen pasiones parecidas al
temor. Un modo de terror o dolor siempre es la causa de lo sublime.
Habla sobre
el infinito artificial como causa sublime. Este infinito consiste en una
sucesión uniforme de grandes partes; la misma sucesión tiene poder semejante en
los sonidos, un ruido repetido en el tiempo, regularmente, a la misma
intensidad y vibración, sin cambiar ni la nota ni el volumen, llega casi al
límite del dolor. Incluso cuando el sonido cesa, nuestro tímpano sigue siendo
golpeado de la misma manera.
Burke
considera la oscuridad como causa de lo sublime, y considera lo sublime como
dependiente de alguna modificación del dolor y el terror: de manera que si la oscuridad no es dolorosa ni terrible para
quien no la asocia con ideas de fantasmas o cosas terribles (supersticiones) no
puede ser para ellos una fuente de lo sublime. Pero Burke insiste en que hay
una idea o asociación común en toda la humanidad por la que la oscuridad se
considera terrible. En la total oscuridad no sabemos si estamos a salvo y seguros, sin
rodearnos los peligros. El asociar peligros fantásticos a la noche y a la
oscuridad se debe a la original idea de terror, y se escogió como escenario
para este tipo de representaciones.[7]
Kant
presenta su ensayo poco después, Lo Bello
y lo Sublime (1764) y en él presenta muchas ideas en común con Burke, como
que todo lo Sublime es Bello, pero no todo lo Bello es Sublime. Define lo
Sublime como lo grande, y lo Bello con lo pequeño, al igual que Burke. También
clasifica a lo Sublime como terrorífico, noble y magnifico. En La crítica del juicio (1773), Kant dice
que los juicios estéticos tienen su base y origen en el sentimiento del sujeto,
y reclama una visión más transcendental del juicio estético. En la actualidad
lo sublime también recibe el nombre de siniestro y horrendo.
Lo sublime
no nos capta todo el tiempo, sería terrible; afortunadamente conservamos
nuestra percepción. En el momento en que Kant dice que en lo sublime la
imaginación es llevada hasta su propio límite, y de golpe está enloquecida,
como una brújula enloquecida, ella está imaginando lo que no puede ser
imaginado; y en ese momento, dice Kant, en el respeto de lo sublime matemático,
o en el terror de lo sublime dinámico,
experimentamos.[8]
Se puede
considerar un objeto como terrible sin
tener miedo ante él; esto sucede cuando le juzgamos, de tal suerte que nos
limitamos a concebir el caso en que quisiéramos oponerle cualquier resistencia,
y que viéramos que todo fuera en vano. Así el hombre virtuoso, teme a Dios, sin
tener miedo ante él.[9]
La religión
se distingue esencialmente de la superstición; esta no inspira al espíritu el
sentimiento de respeto para lo sublime, pero le arroja, lleno de temor y de
angustia, a los pies de un ser omnipotente, a cuya voluntad el hombre asustado
se ve sometido.
La
sublimidad no reside en ningún objeto de la naturaleza, sino solamente en
nuestro espíritu, en tanto que podemos tener conciencia de ser superiores a la
naturaleza que hay en nosotros, y por esto también a la que hay fuera de
nosotros (en tanto que tiene influencia sobre nosotros). Todas las cosas que
excitan este sentimiento se llaman sublimes; esto no es más que suponiendo esta
idea en nosotros, y por lo que a ella se refiere, que somos capaces de llegar a
la idea de la sublimidad de este ser que no nos produce solamente un respeto
interior para el poder que revela en la naturaleza, sino más bien para el poder
que tenemos de mirar esto sin temor y de concebir la superioridad de nuestro
destino.
El asombro,
próximo al terror, el estremecimiento, el santo horror que se experimenta al
ver las montañas que se elevan a una gran altura, profundos abismos donde las
aguas se precipitan murmurando, una profunda soledad que dispone a las
meditaciones melancólicas etc., este sentimiento, no es, si nos reconocemos en
estado de seguridad, un temor real, sino solamente un ensayo que intentamos
sobre nuestra imaginación para sentir el poder de esta facultad, para apreciar
con la calma del espíritu el movimiento producido por este espectáculo, y para
mostrarnos por ello superiores a la naturaleza interior, y por consiguiente, a
la naturaleza exterior, en tanto que esta pueda tener influencia sobre nuestro
bien estar.[10] De esta manera la
representación artística de cualquier terror dejará de producir sublimidad
porque no podemos sentirnos amenazados por una pintura o escultura. Para
conseguir dicha emoción hay que centrarse más en la atmósfera en la que construimos la obra
artística que en el tema representado.
A veces el
sentimiento de lo sublime se halla acompañado de horror o de tristeza; en
algunos casos de una tranquila admiración, y en otros se halla ligado al de una
belleza extendida sobre un vasto plano. Kant llama a la primera especie lo
sublime terrible, la segunda, sublime noble, y la tercera, sublime magnífico.
Una profunda soledad es sublime, más sublime terrible. De aquí viene que las
soledades de una inmensa extensión, como el desierto, han llevado siempre a la
imaginación a colocar en ellos sombras terribles, duendes y fantasmas. Lo
sublime debe siempre ser grande y simple, lo bello puede ser arreglado y
adornado. Una gran altura es tan sublime como una gran profundidad; mas esta
hace estremecerse, y aquella excita la admiración. De un lado, el sentimiento
de lo sublime es terrible; de otro, es noble.[11]
La obra
literaria de H.P. Lovecraft tiene origen en la teoría estética de lo sublime,
que proviene de la tradición estética del gótico clásico. En H.P. Lovecraft hay
influencias del gótico americano y de la obra de Burke. Lo que más le
caracteriza es que es creador de una cosmogonía propia: idea de terror cósmico
que violenta la realidad habitual. Atenta contra el mundo conocido con una
“transgresión maligna”, que parte de la aparente seguridad de lo familiar.
La obra de
H.P. Lovecraft puede definirse por una predilección por el gótico clásico del
S. XVIII y la cultura grecorromana. Era ateo materialista. Sentía interés por el dolor y la
amenaza de muerte, emociones que recordamos más vivamente que el placer. Tenía ideas cercanas a Burke, pero que
evolucionan en alusiones al misterio cósmico y al folklore popular sobre lo
sobrenatural. Creía en extraterrestres. Y sus historias tratan sobre el
misterio cósmico y horror cósmico. Para sus historias intentaba dar un tono de
realismo para dar mayor credibilidad, a la vez que inventaba lugares, objetos, dioses, mitos, libros, o se
apoyaba en las invenciones de otros autores o libros misteriosos, como Book of Dzyan, de Madame Blavastsky.
(Este libro fue invención de Blavastsky, una presunta traducción de un libro
condenado llegado a la India procedente de Venus.) Esto no formaba parte de la tradición de la
estética gótica, sino que son una evolución de las ideas de Burke.
H.P.
Lovecraft consigue crear una estética propia. Para ello hace una combinación de
elementos para elaborar sus obras: Elementos de horror tradicional; Uso de lo
familiar en el gótico americano; Invención de un sistema de cosmogonía
original; Otras invenciones propias como demonios, dioses, lugares, planetas,
personas, libros, arquitecturas,…; Obsesionado por el espacio y el tiempo, más
cercano a la ciencia ficción actual.
La Religión
que describe es inventada, Los Mitos de
Cthulhu. La religión es usada como un recurso estético destinado a provocar
reacciones intensas: repugnancia, asco, terror, horror. Las deidades son
colocadas en lo más bajo de la degradación. Entidades torpes, cacomorfas,
descomunales y alejadas de la moralidad. Son una versión negativa, como una
parodia monstruosa. En sus mitos los Dioses cometen hechos horrorosos, no son
benevolentes. Por último, presenta una total ausencia de la figura de la mujer.
En su
ensayo El horror sobrenatural en la
literatura, H.P.L. empieza con el
origen del miedo, que procede de lo desconocido y de cómo el ser humano llega a
concebir un mundo irreal como es lo espiritual (el mundo onírico), de ahí la
conciencia de lo sobrenatural, la superstición y luego la religión organizada.
Todo esto abre paso a la imaginación, a la literatura espectral.
Los dioses
que inventa H.P.L. son deidades primordiales que encarnan el horror
subconsciente que habita en el ser humano. Como es el temor a la oscuridad, que
se combate con fuego/luz. La danza del fuego, que calma la ira de Dios, y que
hace surgir al sacerdote, que prepara los ritos.
Todos sus
relatos se basan en la idea central de que hubo visitantes de otros planetas
habitando la tierra y que por practicar magia negra fueron expulsados. Viven
aún en el exterior, dispuestos a apoderarse de la tierra. Pertenece a la idea
de terror cósmico preternatural. En H.P.L. lo sublime no te eleva
y te acerca a Dios bondadoso, sino que te hace descender hacia las
profundidades terroríficas, primitivas
y caóticas, que pertenecen a la psique.
“El terror
cósmico es un ingrediente del folklore más antiguo de todas las razas”. [12]
Edward S. Curtis |
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La atmósfera es siempre el elemento más
importante. La autenticidad de un texto no reside en su argumento, sino en la
creación de un estado de ánimo determinado.
El
auténtico cuento de espanto cósmico no trata de enseñar o fomentar un efecto de
tipo social, o que se pueda explicar por medios naturales. No debe tener
solución o explicación razonable. Se juzga un relato fantástico a través del nivel emocional que es
capaz de suscitar por medio de sus más pequeñas sugerencias sobrenaturales.
Debe de suscitar un profundo sentimiento de inquietud al contacto con lo
desconocido, aprensión frente al espanto.[13]
El terror y
lo desconocido están relacionados y unidos, ya que es difícil crear una imagen
convincente de la destrucción de las leyes naturales, de la alienación cósmica
y de las presencias exteriores sin hacer énfasis en el sentimiento de miedo y
horror.
El factor
tiempo lo considera como la cosa más profunda, dramática y terrible del
universo. El conflicto con el tiempo es el tema más poderoso y prolífico de
toda expresión humana.
Siempre
existirá un número de personas que tengan gran curiosidad por el desconocido
espacio exterior y un deseo ardiente por escapar de la morada-prisión de lo
conocido y real, para deambular por las regiones encantadas llenas de aventuras y posibilidades infinitas a las
que solo los sueños pueden acercarse.
“Aquellas artes que se apoyan en la angustia y
la superación de la angustia que padecemos son herederas de la religión”.[14]
En
psicología también se han analizado estos temas. Freud define lo siniestro,
Unheimlich, C.G. Jung habla sobre los arquetipos del inconsciente colectivo.
Estudió obras de arte y mándalas, símbolos primitivos, para analizar el
subconsciente de los individuos.
Sobre las
causas de lo siniestro profundiza S. Freud. Dice que no hay duda de que
pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita angustia y horror. Este
concepto está próximo a los de lo
espantable, angustiante, espeluznante, pero el término se suele emplear
de manera indeterminada. E. Jentsch señala que una dificultad en el estudio de
lo siniestro obedece a que la capacidad para experimentar esta cualidad
sensitiva se da de manera muy dispar entre distintos individuos, además de que
hay que tener una sutil sensibilidad. [15]
Dice que para que se produzca la impresión de lo siniestro hay que despertar un
estado de ánimo propicio a ella, donde lo indicado sería poseer una mayor
agudeza sensitiva.
Günter Brus
Günter Brus |
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En el
capítulo II Freud enumera a las personas
y cosas, impresiones, procesos y situaciones capaces de despertarnos con
particular intensidad y nitidez el sentimiento de lo siniestro. E. Jentsch destacó como caso
notable la «duda sobre si en verdad es animado un ser en apariencia vivo, y, a
la inversa, si no puede tener alma cierta cosa inerte». Invocando para ello la
impresión que nos causan unas figuras de cera, las muñecas “sabias” o los autómatas. [16] Escribe Jentsch que “uno de los
procedimientos más seguros para evocar fácilmente lo siniestro mediante las
narraciones consiste en dejar que el lector dude de si determinada figura que
se le presenta es una persona o un autómata.” En la actualidad podemos hablar
de escultura hiperrealista. De artistas como John De Andrea, Evan Penny, Duane
Hanson, Jakes and Dinos Chapman, Jamie Salmon, Jane Alexander, John Isaacs,
Joseph Seigenthaler, Mark Jenkins, Patricia Piccinini, Richard Stipl, Sam
Jinks, Berlinde De Bruyckere, Thomas Kuebler. Mezclan el realismo extremo con
lo siniestro.
Analizará
la obra de E.T.A. Hoffmann para aclarar qué tipo de situaciones son siniestras:
lo irreal que parece real, el tema del “doble” o el “otro yo”. El doble ha sido
analizado en profundidad por O. Rank, en “Der Doppelgänger (El doble).”[17]
Este autor estudia las relaciones del doble y la imagen en el espejo o la
sombra. El factor de la repetición de lo semejante (…) en ciertas condiciones y en combinación
con determinadas circunstancias, despierta la sensación de lo siniestro. El
factor de la repetición involuntaria es el que nos hace parecer siniestro lo
que en otras circunstancias seria inocente, imponiéndonos así la ideas de lo
nefasto, de lo ineludible, donde en otro caso no hubiéramos hablado más que de
casualidad. [18]
Los miedos
irracionales o incomprensibles provienen del inconsciente reprimido. Al
principio, el concepto de lo inconsciente se limitó a designar el estado de
contenidos reprimidos u olvidados. En Freud lo inconsciente aparece como sujeto
agente, en lo esencial no es otra cosa que el lugar donde se reúnen todos esos
contenidos reprimidos y olvidados. Según esta opinión, lo inconsciente es sólo
de naturaleza personal, a la psique de los instintos le dio el nombre de
“ello”, y el “superyó” designa la consciencia colectiva, en parte consciente y
en parte inconsciente (reprimida) para el individuo. Freud también reparó en el
carácter arcaico-mitológico de lo inconsciente.
El
inconsciente colectivo es una capa muy profunda, es algo innato, es de
naturaleza general y tiene contenidos y formas de comportamiento que son
iguales en todas partes y en todos los individuos.
C.G. Jung, en su libro Los arquetipos y lo inconsciente colectivo, pretende demostrar que existe un inconsciente
colectivo y la existencia de los arquetipos. Analiza distintas historias o
leyendas populares de diferentes puntos del mundo ayudado de estudios antropológicos de otros autores. Se encargará de analizar el inconsciente
colectivo y los arquetipos universales. El inconsciente es idéntico a sí mismo
en todos los seres humanos y por eso constituye una base psíquica general de la
naturaleza suprapersonal que se da en cada individuo. Los contenidos de lo
inconsciente colectivo son los arquetipos. El arquetipo se refiere al imago dei del ser humano, al modo en que
el ser humano es creativo. El arquetipo representa en sí un modelo hipotético,
no evidente.
Los
contenidos del inconsciente colectivo son tipos arcaicos o primigenios,
imágenes generales existentes desde tiempos inmemoriales, como los contenidos
de las primitivas doctrinas tribales son transmitidas por tradición y en forma
de doctrina esotérica. Las manifestaciones de los arquetipos son el mito, la
doctrina esotérica y el cuento popular.[19]
C.G. Jung
analizará los tres tipos de arquetipos primordiales: la sombra, el ánima y el
viejo sabio. Aparecen materializados en
la experiencia inmediata. En el curso de este proceso los arquetipos aparecen
en sueños y fantasías como personajes activos. No son personajes, sino más bien
situaciones típicas, lugares, medios, caminos, que simbolizan la respectiva
modalidad de la transformación. Los personajes y situaciones típicas son auténticos y verdaderos símbolos, no son signos
ni alegorías. Son símbolos por tener muchas significaciones, gran contenido
intuitivo y ser inagotables.[20]
Patricia Piccinini
Patricia Piccinini |
Patricia Piccinini |
Patricia Piccinini |
Patricia Piccinini |
Patricia Piccinini |
Lo
inconsciente se puede emplear como fuente de fantasía. El material que se toma
de base para la actividad creadora, que luego es sometido a transformación, se
toma o se extrae de la realidad externa. Freud y otros psicólogos prestaron
atención a la realidad que se encuentra en las profundidades de la psiquis, que
según estos puede servir de material para la fantasía. Estas concepciones las
encontramos en la escuela psicoanalítica heredera de la teoría de Freud, que ha
sido luego revisada y ampliada. Nos interesa para este estudio los datos que
tienen relación directa con la fantasía y el horror.
El
psicoanálisis se dedicó inicialmente al estudio de las formas más ignoradas de
la fantasía de los sueños, que psicólogos y filósofos del pasado habían
explicado de manera muy primitiva. Freud analizó los recuerdos de los sueños,
demostrando que todos los elementos del sueño, por insensatos, incoherentes y
absurdos que parezcan, tienen una estrecha relación con nuestra vida interior y
tienen un sentido psicológico.[21]
H. Read
utiliza la idea de los arquetipos para explicar las obras de pintura y
escultura, cuyas figuras actúan en calidad de realización de imágenes
arquetípicas: el sabio, la gran madre, la sombra. En realidad no hay nada nuevo
en la creación de escritores, artistas plásticos, los que, en el mejor de los
casos, pueden tan solo variar los prototipos-arquetipos heredados.
Esta
hipótesis de los arquetipos en la creación fantástica no se basa ni en datos
experimentales ni clínicos. Con esto Jung niega la posibilidad de crear lo
nuevo de principio, estos productos de creación sólo son la imitación o
desplazamiento, una recombinación de las imágenes percibidas. La teoría de Jung tiene una
concepción mística, que por su esencia idealista se acerca a las concepciones
que ven en la fantasía una fuerza original, carente de toda explicación.
4-Influencias
y referentes
Se producen
cambios en la sociedad que hacen que el arte en todas sus manifestaciones rompa
con lo que era tradicional hasta ese momento. Surgen nuevos movimientos más
cercanos a la representación de la fealdad humana y el horror. Todo cambia
desde que surge el estilo gótico y aparecen nuevas ideas románticas.
Los nuevos
descubrimientos en ciencias y biología hacen temer cosas que ni siquiera son
visibles pero son consideradas como peligrosas. Nuevos miedos relacionados con
la revolución industrial, las nuevas tecnologías, los avances científicos.
Aparición del Cyborg.
Se
presentan visiones de futuros apocalípticos en literatura. Este tipo de
literatura aparece a finales del siglo XVIII. La aparición de la ciencia
permite al ser humano ser consciente del control de su propio destino.
Las
historias fantásticas proliferan a lo largo de todo el S. XX Se entiende por
fantasía cualquier actividad mental productiva. Se sobreentiende que lo
fantástico se contrapone a lo real. Se
refiere a los sucesos y fenómenos no habituales y nunca vistos, que van en contra de la experiencia cotidiana.[22]
En el grupo
que entra la fantasía de ciencia ficción, muchos sucesos y fenómenos que se
describen siguen concordando con las leyes objetivas de la naturaleza. Sin
embargo, en las invenciones de mitos, leyendas, cuentos, tiene lugar una
ruptura con las leyes objetivas, como son transformaciones, mutaciones
imposibles, sobre cualidades impropias de los objetos o personas, alteraciones
de las dimensiones, proporciones antinaturales, todo lo contradictorio a las
leyes de la naturaleza. En este caso, los argumentos e imágenes fantásticos
(extraordinarios, inverosímiles) están marcados por el encanto, el hechizo, por
algo que nos atrae a la vez nos asusta.
Algunos
psicólogos ven en el acto creador un juego de asociaciones inconscientes,
rechazando la lógica y la realidad. Para ellos la auténtica actividad creadora
es posible si se rechaza el cumplimiento de los principios y leyes lógicas, que
entorpecen la imaginación.
Unos
muestran imágenes más optimistas (utopías) mientas otros imaginan un futuro
lleno de pesimismo (distopías). Desde Julio Verne, Alfred Kubin,
H. G. Wells, Arthur C. Clarke,
Aldous Huxley, George Orwell, Ray Bradbury, Anthony Burgess, Jorge Luis
Borges,… El cine aquí es importante, pues al igual que la literatura es
narrativo y hay gran cantidad de adaptaciones de obras literarias a la gran
pantalla, y hay otras que son totalmente originales y que representan estos
miedos invisibles e innombrables que nos interesan para la investigación.
Películas como Metropolis, de Fritz Lang (1927); La Jeteè, de Chris Marker
(1962); Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution, fue dirigida por Jean-Luc
Godard (1965); Fahrenheit 451, de Ray
Bradbury (1953) y la película de
François Truffaut (1966); THX 1138, primer largometraje de George Lucas
(1969 y estrenada en 1971) ambientada en una distopía subterránea; La fuga de Logan, de
Michael Anderson (1976); ¿Sueñan los
androides con ovejas eléctricas? , de Philip K. Dick (1968) cuya adaptación al
cine fue llevada por Ridley Scott con el nombre de Blade Runner en 1982; 1984, novela de George
Orwell (1947-1948) y dirigida por
Michael Radford y estrenada en 1984; Brazil, dirigida por Terry Gilliam, que
presenta una distopía opresiva, inhumana, hundida por la ineficiencia y
amenazada por el terrorismo (1985); Akira, de Katsuhiro Otomo (1988); Días
extraños, de Kathryn Bigelow, (1995);
Gattaca, de Andrew Niccol (1997); La naranja mecánica, novela de Anthony
Burgess (1962) que cuenta la historia del nadsat-adolescente Alex (15 años) y
sus tres drugos-amigos en un futuro distópico cercano lleno de ultraviolencia y
destrucción que trata principalmente del libre albedrio y el pecado, y fue
llevada al cine por Stanley Kubrick en
1972 con un mensaje más pesimista que la novela;
Hijos de los hombres, dirigida por Alfonso Cuarón (2006), una
novela escrita en 1992 por la inglesa P. D. James; Minority Report, de Steven Spielberg (2002) y
basada en un relato corto de Philip K. Dick titulado El informe de la minoría
(1956); Soy leyenda, novela escrita por Richard Matheson en 1954, que tiene
varias adaptaciones al cine.
En la
actualidad estos nuevos miedos no han aumentado mucho. Pueden estar más
elaborados y arropados por un lenguaje más apropiado a nivel científico. La tecnología actual y la ciencia están
llenas de horrores tecnológico-militares, de alteraciones y experimentos
genéticos, malformaciones físicas producidas por las guerras químicas, uso de
gases tóxicos, mutaciones y alteraciones genéticas, experimentos con
medicamentos, la bomba atómica y las consecuencias de la guerra fría y los
nuevos medios de destrucción masiva, genocidios, etc. Estos miedos son reales,
no son sobrenaturales ni fantásticos.
Saul Steinberg
Saul Steinberg |
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Saul Steinberg |
Surgen
nuevas ideas sobre el mundo y el universo, proliferaran las historias que
anticipan catástrofes y futuras guerras planetarias: viajes en el tiempo,
vórtices temporales, agujeros de gusano, fisuras en el tejido espacio-tiempo,
viajes por el espacio, el descubrimiento de nuevos mundos, agujeros
negros, mundos paralelos… lo religioso y
espiritual se alejan para dar paso a un mundo lleno de nuevas posibilidades
creativas donde los antiguos dioses no tienen cabida. Se pueden crear nuevos
Dioses, nuevas ideas de lo divino y otras cosmogonías originales e
incomprensibles, pero no quieren seguir arrastrando el peso de la religión
tradicional y seguir siendo esclavos del pecado original.
El estudio
de R. Jackson examina las condiciones y las posibilidades del Fantasy como modo
literario en términos de sus formas, rasgos, elementos básicos y estructuras.
La literatura fantástica apunta o sugiere las bases sobre las cuales descansa
el orden cultural, dado que se abre al desorden y la ilegalidad, a todo aquello
que reside fuera de la ley, lo que está fuera de los sistemas de valores
dominantes. Lo fantástico rastrea lo no dicho y lo no visto de la cultura, lo
que se ha silenciado, se le ha hecho invisible, cubierto y hecho “ausente”.
El Fantasy
moderno está enraizado en: Mitos antiguos; Misticismo; Folklore; Cuentos de
hadas; Romance (relato que tiende hacia acontecimientos fabulosos, remotos,
exóticos. Romanticismo.)
Críticos
franceses habían tratado de definir la literatura fantástica catalogando sus
temas y motivos recurrentes. Marcel Scheider defendía que lo fantástico
dramatizaba “la ansiedad de la existencia”. Roger Caillois lo describía como
una forma que entrelaza un sereno misticismo con una psicología puramente
humanista. Todorov se interesa en hacer un análisis estructural de la
literatura fantástica buscando los rasgos estructurales que tienen en común
diversos textos y que pueden proveer una definición más concreta de lo
fantástico. Todorov repudia la teoría de Freud, cree que es inadecuada e
irrelevante cuando se aproxima a lo fantástico. Rosemary cree que esto es un
punto ciego en su teoría, ya que rechaza cuestiones políticas e ideológicas, ya
que es en el inconsciente donde las normas sociales y estructurales son reproducidas y sostenidas dentro de nosotros.[23]
Hay ciertos
problemas que se imponen al intentar llevar la literatura al arte plástico,
como es la representación de lo innominable, lo irrepresentable, en la
experiencia del horror y su conexión con lo sublime y lo siniestro. Este tema
hace que los artistas hagan experimentaciones pictóricas para crear extrañas
formas y atmosferas.
En el S. XX
cambia la mentalidad del ser humano al cuestionarse ciertas teorías acerca de
la naturaleza del sujeto y sobre el carácter de lo que se percibe como real. En
este momento, la dualidad que comenzó con el gótico emergerá con mayor fuerza y
se plasmará su divinidad fragmentada en
el arte. Así surgen las vanguardias históricas como exponentes máximos de esta
fragmentación, de la aceptación y consagración en el arte de una concepción de
la realidad desintegrada, lo familiar y seguro sufrirá un proceso de
deconstrucción, en el arte pictórico como en la literatura.
En este
contexto, las técnicas del arte apuntaran a generar un shock en el individuo a
partir del cual éste desarrolle una percepción menos alienada sobre la realidad
que lo rodea. La representación de estos
clásicos de la literatura del horror son temática interesante para la
experimentación plástica, el horror suele ser el tema elegido para la técnica
expresionista de algunos autores.
En el
ensayo de Lovecraft dice que no podemos confundir el horror con otras manifestaciones
literarias que al presentar lo siniestro
o macabro instan al temor por nuestra integridad física, sino que el
horror busca una atmosfera que genere en el sujeto una mezcla de ansiedad, atracción y temor a lo
desconocido y al más allá, a la manifestación de fuerzas desconocidas y
primitivas que representan una maligna violación de las leyes de la naturaleza.
El objeto
del horror de Lovecraft es lo innominable, lo irrepresentable, no poder
explicar lo desconocido, esto es lo que amenaza la integridad subjetiva, esta
es la experiencia del horror, una amenaza desdibujada. El horror se presenta
como una experiencia de miedo a lo ignoto, por lo que es imposible conseguir
una representación realista y acabada del objeto mismo del horror, que por su
naturaleza debe quedar velado.
El objeto
del horror es: Innominable, Informe, Irrepresentable. El sujeto se verá
envuelto en una experiencia de repulsión-atracción, abominable-fascinante.
Arrebato.
Podemos
deducir, como otros autores, que la experiencia del horror podría entenderse
como una experiencia de lo ilimitado y de lo informe. Kant explica en La analítica de lo sublime, que aquello
que ajeno a cualquier clasificación se extiende como lo absolutamente enorme
ante lo cual el sujeto experimenta una mezcla de atracción-repulsión al
percibirse en el límite final de su objetividad.
Para H.P.L.
el horror que entra en la experiencia de lo sublime no puede entrar sino en su
categoría de irrepresentable, de lo innominable. Cualquier cosa que pueda ser
explicada y entendida por el sujeto es capaz de temor, pero no de horror, este
no se comprende, sobrepasa nuestro límite de entendimiento, nos vemos
desbordados en nuestra mente y no somos capaces de ver, entender, conocer y
todo esto nos produce horror.
Hay dos
perspectivas presentes en Lovecraft: El horror de lo “otro” como
irrepresentable, lo numinoso-sublime y el horror en el seno de lo familiar, lo
siniestro. Lo colosal e informe darán lugar a la experiencia de lo sublime. Lo
monstruosamente irrepresentable. El horror de lo familiar, lo siniestro. Lo
numinoso se presenta como una presencia horrorosa que amenaza la integridad
subjetiva y que escapa a toda representación. Lo siniestro se manifiesta al contrario,
cercano a lo que nos es conocido y familiar.
En las
vanguardias artísticas, como el expresionismo abstracto, utilizaron el collage
para fragmentar las imágenes, conseguir que lo conocido popularmente o de
manera familiar quede desfigurado, recompuesto, reorganizado y consigue
resultar extraño y acaba introduciéndose en la escena doméstica.
La técnica
del collage permite deconstruir las imágenes monolíticas y realistas del
entorno familiar, imágenes distorsionadas que nos hablan del surgimiento de algo
extraño, primitivo, que estaba velado pero ya no. Desorganizar, descomponer,
mutilar, recomponer, deconstruir…
El cubismo
también deconstruye la realidad y forma otra nueva. Construcción de una nueva visión por medio de planos de
colores. El Expresionismo abstracto, la obra de Pollock, descomunales obras de
carácter difuso, irregular, puede causar perturbación porque generan un efecto
de caos que parece invadir nuestra visión.
Kant, en La Crítica del juicio, dice que lo
sublime se manifiesta ante el sujeto como un caos al que su imaginación no
logra dar forma, no logra ordenar y que, por tal, es percibido como una amenaza
para la subjetividad, al tiempo que le permite acceder a una percepción de lo
infinito y reafirmarse como sujeto a través de esa experiencia. Por su carácter concreto y
delimitado, en el juicio de lo bello será posible la representación del objeto
percibido, por el contrario, lo sublime, debido al carácter ilimitado de lo que
se percibe, se presentará como una experiencia no susceptible de
representación.
En El juicio de lo sublime no se suscitará
el placer de una contemplación reposada, sino un placer negativo producto de la
suspensión momentánea de las facultades del sujeto, seguida por un
desbordamiento intenso de estas. La percepción de lo sublime planteará un
movimiento de atracción-repulsión. La atracción surge de una necesidad del
sujeto de medir sus facultades con esta manifestación que resulta amenazante.
Kank
diferencia dos experiencias de lo sublime: Lo sublime matemático. Se experimenta
en la reflexión sobre el infinito, y lo sublime dinámico, que puede
manifestarse ante la percepción de los fenómenos naturales. Esta es la idea que
toman los románticos alemanes. Más tarde, lo sublime kantiano será objeto de
importantes reformulaciones que llevaran a nuevas conceptualizaciones y
análisis.
Rudolf
Otto, filósofo alemán que en 1917 en su obra Lo sagrado, retoma el concepto de lo sublime de Kant para formular su concepto de lo “numinoso”: instancia mística que
experimenta el sujeto y ante la cual se ve atravesado-como en la experiencia de
lo sublime- por un sentimiento de fascinación y temor tras el advenimiento de
la presencia numénica que es percibida simultáneamente como divina y demoniaca.
En esta
experiencia contradictoria, el sujeto se experimenta como formando parte de la
presencia que adviene en la experiencia mística pero, al mismo tiempo, siente
su hundimiento y disolución en el seno de aquella, ya que esta entidad se
encuentra por encima de cualquier criatura, transciende cualquier instancia
subjetiva.
El sujeto
experimenta su propia nulidad ante una potencia absoluta que no habilita ningún
tipo de representación, de verbalización. De modo que lo numinoso implica una
etapa de fascinación y otra de “horror sagrado”, de Mysterium Tremendum ante lo
que se presenta como “lo absolutamente otro”.
En H.P.L.
lo sublime horroroso y su relación con lo numinoso estaría estrictamente
relacionado con las presencias demoniacas, la fase positiva de lo numinoso en
donde el sujeto siente la grandeza de su subjetividad que crece por percibirse
en comunión con el numen, tal como lo entiende Otto, estaría ausente en los
mitos.
El universo
de H.P.L. está más asociado a la tradición ocultista y gnóstica, y estará
habitado por demonios de diversas jerarquías y por esto, la experiencia de lo
numinoso se dará con dichas figuras demoniacas, es decir, que apuntará a una
experiencia de lo más bajo, en donde el sujeto verá amenazada su subjetividad
pero por sentirse parte integrante de lo más ruin.
Lyotard, en
1998, lo emplea para analizar el arte de vanguardia. Lyotard, J.F. Lo inhumano. Charlas sobre el tiempo.[24]
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Madrid: E. Biblioteca Nueva, 2003.
[1] BURKE, Edmund.
Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y
de lo bello. 1757. p. 18.
[2] Ibib., p. 21.
[3] Ibib., p. 93.
[4] Ibib., pp. 101-118.
[5] Ibib., p. 163.
[6] Ibib., pp. 165-166.
[7] Ibib., pp.
175-180.
[8] DELEUZE, Gilles. Cuatro Lecciones sobre Kant. Dictadas entre
Marzo y Abril de 1978. Edición Electrónica de www.philosophia.cl /Escuela
de Filosofía Universidad ARCIS.)
[9] KANT, Inmanuel:
Crítica del juicio seguida de las observaciones sobre el asentimiento de Lo
bello y lo sublime. MADRID, 1876. P. 63.
[10] Ibib., pp. 65-68.
[11] Ibib., p. 184.
[12] H.P.LOVECRAFT. El horror Sobrenatural en literatura.
p. 13.
[13] Ibib., p. 9.
[14] BATAILLE, Charles. Literatura and Evil. P. 16.
[20] Ibib., p. 37.
[24] CUETO, S. El corazón
de las tinieblas. Un estudio del horror.
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